Declarada Monumento Natural, la ruta del Alba en Asturias es uno de los senderos más hermosos que discurren por el fondo de un valle. Su elemento fundamental es el agua en armonía con la vegetación, la fauna y un paisaje digno de los más exigentes caminantes: sus arroyos, pozas y remansos te van a fascinar.
Ideal para los amantes del senderismo, la ruta del Alba está engalanada con cascadas que ennoblecen su espectacular senda.
La ruta del Alba no presenta dificultad, es lineal y fácil de recorrer. Además, el sendero está hormigonado en la mayor parte de su recorrido ascendente.
Para comenzar la ruta debes dirigirte a Soto de Agues, un pueblo que pertenece al concejo de Sobrescobio, situado al final de uno de los ramales de la SC-2. En el pueblo encontrarás algunas indicaciones que no pasan desapercibidas.
En la ruta abundan las aves como el carbonero y el picapinos, rodeado de un arbolado de ribera con nogales y avellanos. Sus rocas erosionadas, que datan de millones de años, forman misteriosos pasillos en contraste con el verdor de la vegetación y el suave murmullo del río.
En el segundo kilómetro, el río se aproxima al camino y comienza el Desfiladero del Alba. El valle se torna estrecho y acogedor, y a unos metros observarás una peña con mucho encanto. Los lugareños la llaman El Vigilante, una formación rocosa en forma de cuerno que parece cincelada por la mano de un escultor. Al avanzar, los saltos de agua son más numerosos.
La pista forestal plena de verdor, paredes verticales y cascadas te lleva hacia los restos de una antigua construcción característica de la minería asturiana. El Campurru, situado en el tercer kilómetro, es el vestigio de los cargaderos de la mina de hierro del Carmen, cuya explotación comenzó en el año 1922. Hoy, la estructura está totalmente invadida por la vegetación del lugar.
Después de dos kilómetros encontrarás una zona para descansar, situada en la margen izquierda del río. Al encontrar la bifurcación, tomaremos el camino de la izquierda donde desaparece el pavimento para dar paso a un camino natural. Es el tramo que presenta los mejores saltos de agua que, en algunos puntos, llegan a los 10 metros de altura.
En la misma roca del monte Llaímo destacan las paredes verticales, donde enigmáticas hayas desafían las leyes de la gravedad. Estos árboles seducen a los caminantes con sus troncos retorcidos y raíces que penetran las grietas de la dura roca. A este espectáculo se unen los delicados musgos y líquenes para crear un tapiz que completa el paisaje natural.
Durante el trayecto verás dos puentes de medio punto de piedra calcárea, encajados en las paredes verticales de la garganta. El primero, la Pontona, y el segundo, el puente de la Resquiebra, que te permiten cruzar el río dos veces y llegar a la Cruz de los Ríos, donde dos árboles centenarios próximos a un refugio marcan el final del trayecto.
Aunque el sendero sea fácil, no olvides llevar ropa apropiada que respire bien y un calzado cómodo y que disponga de buen agarre. Por otra parte, son recomendables las camisetas claras de manga larga y un gorro para evitar las quemaduras del sol. También recomendamos llevar:
Además, si añades pequeñas bolsas de plástico para ir guardando los residuos generados, la naturaleza te lo agradecerá.
No olvides tu cámara si eres amante de la fotografía: la zona presenta corzos, venados, urogallos, nutrias, truchas y gran variedad de aves silvestres.
La ruta del Alba es por tanto un punto emblemático del Parque Natural de Redes, de gran belleza y senderos fáciles de transitar. Un punto de encuentro para disfrutar en familia o con amigos, donde el agua y la vegetación se fusionan en un cálido abrazo con sus variopintas formas pétreas.
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