Nos encontramos en el ecuador de los Cursos de La Granda y por este motivo nos hemos citado en el Palacio de Avilés -donde se vienen llevando a cabo desde hace varios años- con Montaña Rodríguez-Ovejero, responsable de desarrollo de negocio de la multinacional tecnológica Satec en la Unión Europea. Con una amplia experiencia internacional a sus espaldas, Rodríguez-Ovejero ejerce en esta ocasión como directora de la jornada dedicada al emprendimiento femenino, la primera con esta temática en la historia de la asociación.
– El curso que usted dirige lleva por título ‘Iniciativas para fomentar el emprendimiento femenino’. ¿De qué clase de iniciativas han estado hablando en estos primeros paneles?
– Estamos tratando las iniciativas desde distintos ámbitos: en primer lugar desde la parte de políticas públicas para luego continuar con el emprendimiento desde la educación, desde las universidades, desde la investigación… También hemos estado hablando de la importancia de generar esos ecosistemas para poder emprender desde el inicio y teniendo las cualidades y las herramientas necesarias para poder hacerlo.
– Para ello han contado con empresarias de alto nivel en las distintas mesas redondas. Qué importante es poder ver esa representación, tener esos ejemplos en los que proyectarse…
– Así es. Tanto en el primero como en el segundo de los paneles hemos tenido a empresarias o iniciativas de emprendimiento de tres mujeres que nos han contado su experiencia de vida. Ha sido muy interesante, algunas nos han desarrollado todo el proceso, desde la idea inicial hasta su desarrollo final. Al final yo creo que las experiencias son muy alentadoras; es muy importante poder influir en otros, tener referentes, que la gente vea que se puede.
– La verdad es que muchas veces nos dejamos dominar por los miedos a la hora de emprender.
– Efectivamente, hay mucho miedo a emprender, pero las barreras muchas veces nos las ponemos nosotras. En el caso particular de las mujeres, en general somos muy autoexigentes, siempre queremos tener todo muy controlado, pero muchas veces también hay que dejar que las cosas fluyan. No pasa nada por caerse porque luego siempre te puedes volver a levantar. Hay que lanzarse.
– Y fomentarlo desde pequeños, desde la educación que recibimos. Tal vez la forma en la que somos educadas las mujeres también influye.
– Lo hemos hablado en las mesas redondas: al final las mujeres siempre hemos emprendido, siempre hemos trabajado, no siempre fuera, a veces dentro… Por eso es importante la divulgación, fomentar el emprendimiento y no tener miedo. Tenemos que creer en nosotras y dar los pasos para hacerlo. Y sí, es importante que se fomente el emprendimiento tanto desde el colegio como desde la universidad. En cuanto a la educación que hemos recibido: mujeres y hombres somos diferentes y eso no es malo. En el caso de las mujeres, somos muy exigentes con nosotras mismas y muchas veces no te lanzas a presentarte o con una determinada idea porque crees que te faltan requisitos, y en cambio los hombres son mucho más lanzados, no dudarían tanto. Muchas sufrimos el síndrome del impostor y tampoco es malo ser prudente, pero como decíamos antes no pasa nada por caerse. De las caídas también se aprende.
«No pasa nada por caerse porque luego siempre te puedes volver a levantar. Hay que lanzarse»
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