Desde pequeña, Ledicia Costas (Vigo, 19 de septiembre de 1979) estaba destinada a escribir de lo oculto y lo sobrenatural. Porque uno es en gran parte su cultura, sus raíces, y la misma Ledicia nos cuenta que se crió «al lado de la casa de una bruja y de pequeña veía un montón de cosas. Ese ha sido el sustrato de mi infancia».
Con el Festival Celsius 232 dando sus últimos coletazos nos citamos en el Palacio de Avilés con una de las escritoras más reconocidas de la literatura gallega, que además cuenta con un currículum apabullante: Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2015, es la única autora en ganar el premio Lazarillo de literatura infantil en tres ediciones y algunos de sus libros han sido traducidos a idiomas como el coreano, el búlgaro, el italiano o el rumano. Esta es ya la cuarta visita de Ledicia Costas a Avilés y destaca sobre todo el ambiente tan relajado que se encuentra siempre, confirmando lo que todos lo que disfrutamos de este festival cada edición ya sabemos: «El Celsius es una cita anual esencial».
– Usted es una «repetidora» del Celsius 232. ¿Qué diría que tiene este evento para que nadie quiera perdérselo?
Ledicia Costas: Exactamente, es una cita anual que nadie se quiere perder, precisamente porque se fijan en lo alternativo, en lo diferente. Creo que por eso tiene tanto éxito. Para mí el Celsius es un espacio seguro y la gente que viene lo hace porque quiere estar aquí con todas sus fuerzas.
– ¿Qué reacciones se está encontrando por parte de los asistentes al festival?
Ledicia Costas: La gente con la que me estoy encontrando es súper entregada y súper cariñosa. Y pasa una cosa cuando escribes libros infantiles, y es que ves crecer a tus lectores con tus libros. Yo escribo libros infantiles, juveniles y también para público adulto, y aquí te encuentras con gente que venía cuando era un niño pequeño y ahora ya no son niños, ya leen o mis obras juveniles o incluso mis obras para público adulto, y eso es genial. Ver crecer a los niños con tus libros es una pasada.
– Ha venido al Celsius a presentar dos libros muy diferentes: por un lado ‘Piel de cordero’, su última obra publicada para público adulto; y por otro ‘Pimpollo, el perro influencer’, todo un giro en el tipo de literatura que suele escribir para niños.
Ledicia Costas: Es que cuando tienes una producción tan extensa como es mi caso, con más de 30 libros, corres el riesgo de empezar a repetirte. Yo tengo muchos libros de fantasmas, muchos libros donde se trata el tema de la muerte para niñas y niños desde el humor; humor irreverente, sí, pero humor. Y tenía ganas de hacer algo completamente diferente, algo que no se esperase de mí, que incluso yo no lo esperase de mí misma. Y como tenía desde hacía tiempo la idea de escribir una historia sobre un perro influencer, me dije: “Pues va a ser una saga”. Pero luego está ‘Piel de cordero’ que trata sobre brujería, y no me cabe ninguna duda de que yo voy a seguir escribiendo sobre estos temas. Yo me crié al lado de la casa de una bruja y de pequeña veía un montón de cosas. Por ejemplo, sabía lo que tenía que hacer si me cruzaba con la Santa Compaña. Ese ha sido el sustrato de mi infancia, es mi cultura y es donde más libre me siento escribiendo. Hay algo en todo ese escenario de las brujas que me cautiva…
– Supongo que es fácil encasillarse, sobre todo cuando hay una temática en concreto que te apasiona.
Ledicia Costas: Yo empecé escribiendo literatura infantil y juvenil. Cuando llevaba una producción muy amplia en este tipo de libros me di cuenta de que necesitaba salir de mi zona de confort y hacer algo distinto, y como me gusta explorar y experimentar empecé a escribir libros para público adulto. Y sucedió que funcionaron muy bien, me dieron muchísimas alegrías. Fue muy satisfactorio el hecho de escribirlos, así que empecé a alternar. Y me viene muy bien para oxigenar, ¿eh? O sea, poder escribir una historia como ‘Piel de cordero’ tan gótica, tan oscura y radical, y al acabar agotada de eso ponerme a escribir sobre ‘Pimpollo, el perro influencer’, que es todo lo contrario… Pues me resulta primero enriquecedor, y luego que es muy divertido poder cambiar así de registro. Es como si tuviese mil pieles y cada vez utilizo una.
«Tenía ganas de hacer algo completamente diferente, algo que no se esperase de mí, que incluso yo no lo esperase de mí misma»
– Con personajes como Escarlatina, la cocinera cadáver o Los Minimuertos, usted tiene la rara habilidad de conseguir desmitificar el mundo de la muerte de una manera accesible a los más pequeños. Es un tema que no se suele encontrar en este tipo de literatura.
Ledicia Costas: Es que a los niños no se les habla sobre la muerte. Habrá padres y madres que sí, pero yo me he encontrado con muchos niños y niñas que cuando se muere alguien de su familia, como sus abuelos, les dicen cosas como que «se ha ido a un balneario», «se ha ido de vacaciones»… Y cuando el niño o la niña se da cuenta de que eso no era verdad y que esa persona no va a volver, pues primero se sienten engañados y luego se llevan un disgusto tremendo. Por eso, yo creo que la literatura es un vehículo extraordinario para poner el foco en cuestiones que son muy importantes. A los niños se les puede hablar absolutamente de todo, lo que pasa es que hay que tener el registro adecuado. Obviamente, tanto Escarlatina como los Minimuertos son libros de humor… ¿Y a quién no le gusta un buen libro de miedo y de humor? Nos gustaban a nosotros de pequeños y les siguen gustando a los niños de ahora. Y si de paso podemos aprovechar para tratar el tema de la muerte, pues ni tan mal.
– ¿Cree que todavía se mira con cierta condescendencia a la literatura infantil y juvenil?
Ledicia Costas: Yo creo que los niños son los lectores del presente, no son los lectores del mañana: son los lectores del hoy porque los niños y las niñas leen muchísimo. Y quien trata con condescendencia la literatura infantil o la mira por encima del hombro es por puro desconocimiento, porque luego las referencias que te dan son los libros que leían ellos de pequeños y no salen de ‘La isla del tesoro’, se han quedado ahí. Y ojo, ‘La isla del tesoro’ es estupenda… Pero con todo lo que se publica hoy en día de literatura infantil y juvenil, tanto en España como fuera de España, y con la gran calidad que tiene, quien la mira con desprecio es que no la conoce: habla desde la ignorancia.
– Su universo particular está poblado de brujas, fantasmas y cementerios. ¿Por qué nos resultan tan atrayentes esos mundos a los lectores? Y hablando de cementerios, no sé si conoce nuestro cementerio de La Carriona, considerado uno de los más bonitos de España.
Ledicia Costas: Creo que hay algo hipnótico en esos mundos que nos fascina, hay algo ahí mágico. Tiene que ver con lo sobrenatural, con el hecho de no saber hasta qué punto algo es real o no, en cuánto hay de verdad. Hay como una épica oculta, que es lo que nos atrae… Sin embargo, todo lo que no sea convencional se va a ver siempre con reservas, y es en lo no convencional donde está la maravilla, lo inédito. A mí es lo que me conquista, por eso escribo fantasía y literatura infantil y juvenil, porque me gusta lo alternativo. Sobre los cementerios, desde pequeña me interesan mucho porque me llevaba mi abuelo. Durante mi infancia, para mí los sábados significaban ir al cementerio con mi abuelo a jugar entre las tumbas mientras él hacía las cosas normales que se hacen en los cementerios, que es limpiar las tumbas, cambiar flores… Y ahí se desarrolló mi universo, está claro. No conozco el cementerio de La Carriona, pero me han hablado de él. Igual paro a verlo de la que me vaya porque me lo han recomendado varias personas…
«¿A quién no le gusta un buen libro de miedo y de humor? Nos gustaban a nosotros de pequeños y les siguen gustando a los niños de ahora. Y si de paso podemos aprovechar para tratar el tema de la muerte, pues ni tan mal»
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