Hablar con Jorge Iván Argiz (Monforte de Lemos, 1974) del Celsius 232 es una auténtica delicia. Supone tener enfrente a una persona que adora su trabajo y que lo vive con tanta emoción, con tanta intensidad, que es imposible que no te contagie aunque sea un poco de esa pasión por todo lo que rodea a un festival que este año cumple ya su decimotercera edición.
Codirector del Celsius junto con Diego García Cruz y Cristina Macía, Argiz se revela como un magnífico embajador de Avilés y destaca especialmente el ambiente tan sano y respetuoso que se genera durante todo el Festival y lo que implica para nuestra villa, colocándonos en el mapa de los grandes eventos relacionados con la literatura fantástica a nivel mundial.
– Entiendo que resulta muy complicado resaltar algo de un programa tan amplio, sobre todo porque cada uno tiene sus propios gustos e intereses, pero aún así voy a pedir que me diga qué destacaría de esta edición del Celsius que da comienzo hoy.
– Como el Celsius es un festival que va sobre todas las disciplinas narrativas, lo más destacable depende un poco del gusto de cada uno. Los que sean jugadores de rol estarán enloquecidos porque viene un tipo como Sandy Petersen, que fue el creador de un juego que se llama ‘La llamada de Cthulhu’ y porque además uno de los que hacen universos y módulos de juego de este sistema es Álex de la Iglesia, que va a venir para tener una conversación con él. Es un momento que mucha gente está esperando. Los que vengan más por la parte de literatura juvenil van a estar encantados con la asistencia de dos nombres estelares como Holly Black o Cassandra Clare. Si vienen ya más por la literatura de terror, pues preferirán a John Langan o a Gemma Files. Este año, además, tenemos mucha representación de la literatura de género latinoamericana para que nos cuenten por qué están teniendo una cosecha tan buena por allí. Así que depende un poco, pero yo siempre le digo a la gente que intente descubrir cosas nuevas: algo que por instinto le llame la atención, el nombre de una charla que le interese, un autor del que le llamen las portadas de sus libros… Porque conocer a tus ídolos está genial, pero crear ídolos nuevos siempre es mucho más bonito porque tienes mucho más para descubrir. Y después, como destacado este año vamos a tener una sección nueva que se llama ‘Celsius de Viva Voz’ que va a consistir en la interpretación de textos de autores clásicos. Esta edición por ejemplo va a ser a partir de textos de Lovecraft, Horacio Quiroga y Óscar Navas y lo hace una compañía que se llama De Viva Voz, de ahí el juego de palabras. Va a ser un momento muy bonito que tendrá lugar en el Palacio de Avilés y además creo que va a ser una sección que viene para quedarse.
«Conocer a tus ídolos está genial, pero crear ídolos nuevos siempre es mucho más bonito»
– Ya que nombra al Palacio de Avilés, hay que destacar el gran número de actividades que va a albergar este año. El Palacio cada vez tiene más presencia en el Celsius.
– El Palacio para nosotros es esencial por muchas razones. Primero, porque es un edificio muy emblemático de la ciudad y es un espectáculo para cualquiera que lo visite. Ya el año pasado empezamos a hacer alguna actividad oficial dentro y este año aumentamos el número. Vamos a tener un par de actos nocturnos a las 23:00 horas que tienen que ver con la lectura de cuentos y la sección De Viva Voz; esperamos que sea una actividad moderadamente íntima, un momento muy bonito en un entorno precioso. También se van a hacer podcasts en directo en el hotel como el de ‘Furia en el Celsius’ de Inés Galiano. Usaremos la torre para hacer algún otro tipo de actividad pequeña dentro, están los cócteles con los nombres de autores…
– Es inevitable, el festival va creciendo en espacios, en calidad y en prestigio.
– Y a colación de esto, hay que mencionar que es un festival que no compite ni mucho menos en igualdad de presupuesto con cualquier otro festival equivalente. De hecho, si coges el siguiente parecido igual tiene 10 ó 20 veces más presupuesto que nosotros. Que los autores que vienen aquí, con los cachés que tienen, vengan sin cobrar no responde solo a que nosotros seamos muy buenos o muy malos organizadores, viene del boca a boca. Se debe a que los autores que han venido un año son los embajadores para el siguiente, a que se llaman entre ellos para recomendar el Celsius y como lo han comentado entre autores del mismo nivel, cuando llamamos nosotros ya saben de qué va la cosa. Es piramidal. Cada año es más fácil llegar a según qué tipo de gente porque has tenido otros autores equivalentes que hacen de contacto, y precisamente son esos autores nuestros principales valedores y embajadores. Y además como nuestros invitados vienen de un modelo donde las convenciones son tan distintas, como es el caso de Estados Unidos, se sorprenden muy gratamente del autocontrol y el respeto de los aficionados de aquí.
– Es que el Celsius, entre otras cosas, destaca por el clima tan chulo que se crea. Se ve lo mejor del fenómeno fan, una mezcla de camaradería, ilusión y admiración por tus ídolos, siempre desde el respeto. ¿Cuál es la clave para lograr algo así?
– Sí, la gente durante el Celsius en general es muy respetuosa, son los propios aficionados los que se autorregulan. Supongo que el secreto es que si yo no dejara a los aficionados interactuar de forma normal -dentro de un orden razonable- con los invitados, la primera vez que los vieran sentados en cualquier terraza irían a abordarlos. También supongo que influye el ambiente: yo veo las colas súper organizadas, la gente que vive por aquí cerca no se queja nunca, al contrario, nos felicitan por lo que estamos haciendo… La gente está muy relajada y yo creo que eso se nota.
– Totalmente. La ciudad se vuelca con el Celsius y el Celsius, a su vez, le aporta muchísimo a la ciudad.
– Tal cual. Yo soy un avilesino muy convencido, y yo siempre digo que una ciudad no solo son los edificios, sino también las cosas que pasan en ella. En ese sentido, que pasen cosas como el Celsius o como tantas otras que por suerte tienen lugar aquí le dan a Avilés su personalidad, su ADN. Y a mí me gusta considerar que otras cosas que hago también forman parte del ADN de la ciudad. Nos podríamos ir a lo más facilón: que los hoteles están llenos, que no hay manera de entrar en la ciudad porque están todos los transportes públicos ocupados… Yo querría traer más autores, pero no hay manera porque todas las plazas de los transportes están cogidas. Y eso sería quedarse en algo que está muy bien, porque nos encanta que le vaya muy bien a la ciudad en esos términos, pero prefiero quedarme con algo mucho más prosaico; y es que para muchísima gente de España y de fuera de España, estos días Avilés es el epicentro de algo que les hace muy felices y que les gusta, y que descubren un lugar que, aunque ha pasado el tiempo y ya no es así, para muchos en la cabeza todavía es esa ciudad gris y contaminada. Cuando vienen siempre alucinan y dicen “No me imaginaba Avilés así para nada”. Me lo siguen diciendo todos los años… Y esto, claro, es una promoción turística increíble.
– Pues sí. Habría que poner en valor que, gracias a vuestro trabajo, estáis descubriendo la ciudad a muchísima gente que de otra manera tal vez nunca hubiera venido.
– La verdad es que sí, y parte del secreto del Celsius es que cuando lo diseñamos no hicimos un festival que lo pudieras trasladar a otra ciudad. Lo hicimos pensando que iba a celebrarse en el casco antiguo de Avilés y que íbamos a aprovechar las terrazas existentes, estaba diseñado para esta zona de Avilés en concreto. Y cuando nos nominan a premios internacionales y sale el Celsius en el New York Times, en Le Monde, en distintos idiomas… pues la verdad es que mola mucho ver ahí a Avilés. Nos gusta pensar que sumamos, que aportamos nuestro granito de arena no solo a que los asistentes lo pasen bien unos días, sino a que haya gente que asocie Avilés a un sitio guay y que quiera repetir al año siguiente.
«Yo siempre digo que una ciudad no solo son los edificios, sino también las cosas que pasan en ella. En ese sentido, que pasen cosas como el Celsius le dan a Avilés su personalidad, su ADN»
– Volviendo al clima que se genera, es bien sabido que muchísima gente organiza sus vacaciones en torno al Celsius, que se guardan siempre unos días para venir y que esperan como agua de mayo a que salga el programa. Eso es fantástico.
– Sí, y es maravilloso ver cómo se organiza la gente. Yo no soy nativo digital, soy de una generación anterior, pero me da mucha envidia ver cómo en redes sociales los asistentes al Celsius quedan entre ellos para llenar los coches y así venir juntos. Hay mucha gente que hace gran parte de su vida social en redes con usuarios de todos los lugares de España y de fuera y que no se conocen personalmente, y vienen a ‘desvirtualizarse’ al Celsius. Este año además va a suceder algo muy especial: traemos a una autora legendaria de cierta edad que se llama Karen Lord y a una autora más joven que se llama Fonda Lee. Las dos son norteamericanas, y uno tiende a pensar que llevando tantos años en el circuito festivalero y de escritores se conocerían en persona, porque de hecho han colaborado juntas en proyectos, pero no es así. Se van a conocer en un pequeño lugar en el norte de España llamado Avilés, y eso es algo chulísimo.
– ¿Qué sucede cuando un Celsius se acaba? ¿Uno se deja invadir por la nostalgia o se pone a pensar inmediatamente en el próximo?
– A mí me da mucha pena cada vez que un Celsius acaba, pero me he dado cuenta de que la mejor manera de sobrellevarlo es entenderlo como un paso necesario para que empiece la edición del año siguiente. Nosotros tenemos autores invitados a años vista porque tienen calendarios demenciales. Lo que sí que sucede es que durante cada Celsius ya vas viendo la inercia de la gente, qué se pone de moda, qué sección pide más y cuál pide menos… Tenemos secciones en el Celsius que son casi un festival independiente, como la de Mitología. Pasa lo mismo con la sección de videojuegos o con la de rol, empiezan a ser festivales propios dentro del festival. El equilibrio es casi lo que más nos cuesta… Por ejemplo, este año el género más presente y más espectacular por el número de invitados quizás sea el de la literatura juvenil, otros años ha sido el terror, o el videojuego. Reconozco que algún año ha sido buscado, porque has sido consciente del fenómeno y quieres analizarlo con los invitados, pero otras veces sale solo. Y no quiero olvidarme de que el Celsius siempre tiene espacios dedicados al cine, a la televisión y a las series de nuestra vida. Desde el primer momento teníamos claro que queríamos que hubiera cine en la calle: la idea de ver cine como algo social y en compañía de otra gente nos parece muy importante, y siempre se llena. Ves acudir a familias, la gente aplaude… Se vive una peli distinta viendo cómo la gente reacciona, y eso es algo muy bonito.
– Ya para terminar, ¿le queda alguna espinita clavada con respecto al Celsius? ¿Algo que no se pudo lograr, alguna idea para el festival que se quedara por el camino?
– Me quedan espinitas de gente que cuando empezamos a hacer el Celsius eran ya muy mayores y no viajaban, gente que murió y que ya no podremos traer nunca… Pero a nivel de festival, siempre lo hemos organizado como hemos querido. Por tener, seguimos teniendo más proyectos: para el año que viene queremos ampliar el número de actividades en el edificio de Servicios Universitarios para poder hacer más cosas simultáneamente. Este es el primer año que ese edificio va a alojar proyectos del Celsius. Y una última cosa: el festival ya va pidiendo crecer. Pide por lo menos un día más…
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