Cuando el chef asturiano Alejandro Montes buscó la inspiración para crear este postre, sin duda lo hizo explorando aspectos de la cultura popular y gastronómica de Asturias y, en concreto, de Avilés.
Seguramente la idea surgió paseando de madrugada por las inmediaciones de la Plaza de España, donde además de la calma, reina el Hotel Palacio de Avilés, también conocido como Palacio de Ferrera, uno de los inmuebles de estilo barroco más antiguos de la provincia e icono vivo de este estilo en la villa.
No por casualidad y teniendo en cuenta que, en la fase creativa, los artistas siempre dan puntada con hilo, este bocado selecto emplea algunos toques cítricos. En este caso naranja y limón, cuya exportación desde Asturias a varios puntos de Europa fue posible a partir del siglo XVII por la mayor facilidad de transporte desde nuestros puertos al resto del continente.
La combinación perfecta de estos elementos con un bizcocho tres leches, ideado desde la receta del popular Mantecado de Avilés, pretende hacer también un guiño a la cultura indiana que desde el siglo XIX y XX se cimentó en Asturias.
Hemos de recordar además la importancia que, desde esa época, cobraron las especias, traídas entonces de ultramar para sazonar y dar color a nuestros platos. Y, claro, una vez que llegaron fue para quedarse en recetas de toda índole.
Los frutos secos asturianos, como la avellana y la nuez, -de obligada mención en nuestra repostería tradicional-, están también presentes en este delicioso postre a través de un crujiente de avellanas y barquillo, un crumble de nueces y un speculoos o mezcla de especias.
El empleo de uno de los quesos más antiguos de Europa, el Afuega´l pitu se suma al conjunto de ingredientes. Se trata de un queso graso (fresco o madurado) elaborado con leche entera de vaca de las razas Frisona o Asturiana de los Valles y sus cruces. De singular textura adherente, aumenta en firmeza y se hace más compacto a medida que madura. Un sabor que queda latente en este bocado perfecto en forma, sin embargo, de un cremoso delicioso y suave al paladar.
Para terminar de firmar la receta, no podía faltar la manzana asturiana. Quizás otro de los iconos más representativos de nuestra tierra que cobran sentido en este maravilloso ensemble para los sentidos en forma de un Tatín caramelizado.
Un bizcocho tres leches de Mantecado de Avilés y Cítricos, crujiente de avellana y barquillo, cremoso de avellana, crumble de nuez y speculoos o mezcla de especias, cremoso de queso Afuega´l pitu y Tatín de manzana asturiana caramelizado by Alejandro Montes.
Un capricho digno de un marqués, y como tal producido y comercializado en un palacio: El Palacio de Avilés. Ideal para cualquier evento, boda, comunión o bautizo en el que se pretende poner un toque de calidad y cercanía como culmen final.
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