¿Recuerdas cuando tu madre decidía adelantar la hora de la cena y fusionarla con la merienda? Era la “merienda-cena”, más saludable porque al adelantar la hora de la última comida del día tu organismo puede trabajar mejor durante esas horas antes de dormir.
Ahora esta costumbre se ha convertido en tendencia, y lleva por nombre drunch. No conviene confundirla con el “lunch”, que es ese desayuno tardío que te ahorra la comida del mediodía.
Un drunch es la unión de “dinner” y “lunch” (cena y comida). La definición de esta tendencia se acuñó en Nueva York, y cada vez está más extendida. En nuestro país supone una alternativa a la clásica costumbre de cenar muy tarde, en torno a las diez o incluso once de la noche. Porque el drunch es madrugador: entre las seis de la tarde y las nueve de la noche, aproximadamente.
Las estrellas de un buen drunch son las preparaciones culinarias de pequeño formato, como tapas y porciones de bocado.
Pero no sólo se come, también se bebe. Y es que un drunch se disfruta justo en el momento en el que es más habitual salir a tomar unos vinos o unas cervezas.
Ahí reside el espíritu práctico del drunch: no tienes que elegir entre quedar para tomar algo o hacerlo para cenar, ya que te permite fusionar ambas cosas en un ambiente agradable y apropiado para la conversación distendida. Y te ahorrará, además, el ir a dormir con una digestión pesada tras una cena tardía y copiosa.
Si estás pensando en experimentar asistiendo a un drunch, y quieres saber qué puedes esperar, toma nota.
Un picoteo en toda regla, en el que se valora tanto el sabor como la originalidad en la presentación.
Para terminar se suele rematar con algo dulce a modo de postre, pequeños pastelitos que siempre son bienvenidos.
Algunos hoteles ya se han sumado a esta tendencia, muy versátil en cuanto a su carta ya que permite plantear:
De lo que se trata es de conseguir que la experiencia te haga salir de la rutina.
El otro ingrediente que no puede faltar en un drunch son las bebidas alcohólicas. De hecho en algunos artículos sobre tendencias se atribuye la “d” de drunch a la palabra “drinks”. Aunque a gusto de cada cual queda darle más importancia a la parte gastronómica o a la bebida.
La variedad de posibilidades es muy amplia. Desde vinos y cervezas de gama alta hasta cócteles elaborados con mimo y bebidas espirituosas de todo tipo.
Tienen cabida los gin-tonic, los mojitos y caipiriñas, las margaritas… Depende del tipo de propuesta que elabore cada establecimiento.
El drunch resulta especialmente adecuado para el afterwork. Permite un contexto agradable para picotear algo con compañeros y amigos después de salir del trabajo, siguiendo la tendencia anglosajona. Por eso puedes tener un drunch entre semana, para relajarte después de las largas horas en tu puesto de trabajo.
No obstante también los sábados y domingos encajan en esta propuesta gastronómica llena de posibilidades y de sorpresas. ¿Por qué no un drunch con platos dulces? ¿O uno inspirado en la gastronomía oriental?
Busca en tu ciudad un establecimiento que se sume a esta tendencia y disfruta de la mejor compañía acompañada con creaciones culinarias de lujo y preparaciones alcohólicas a la alturas.
En Asturias, el Hotel Palacio de Avilés ha decidido incluir esta propuesta en su programación habitual. El primero se celebrará el día 21 de febrero, coincidiendo con las fiestas del Antroxu. Y a partir de ahí se mantendrá cada viernes.
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