Si tuvierais que citar a bote pronto las principales fiestas y eventos de Avilés, ¿qué diríais? Lo primero que se viene a la cabeza es, tal vez, las fiestas patronales de San Agustín, la fiesta de El Bollo, incluso la Navidad… Pero si hay una festividad que cada vez nos pone más en el punto de mira nacional y regional, con una programación en la que se pone especial ahínco y que cada año gana más y más adeptos, esa es sin duda la del Antroxu de Avilés.
Muchos os preguntaréis: ¿Cuál es el origen de este término? ¿Por qué conjugamos tan bien la palabra ‘antroxar’ en Avilés y cada vez usamos menos el término ‘Carnaval’ -del veneciano carnevale, de carne (carne) y levare (quitar)-? Será porque es algo muy nuestro, un punto diferenciador con respecto a otros lugares… O será que es algo que nos lleva de vuelta a los orígenes, puesto que procede del latín introitus (entrada), ya que antecedía al año nuevo (solía comenzar el mismo día de Navidad).
Todo se remonta a las celebraciones campesinas de la Europa pagana -como las Saturnales o Lupercales, de las que ya hemos hablado por aquí– practicadas entre el equinoccio de invierno hasta la primavera. Así, se conmemoraba de alguna forma el “nacimiento de la luz”, cuando los días se empiezan a alargar, el ciclo agrario se reanuda y la vida vuelve a reverdecer, pero había que ayudar a despertar a la tierra…
Lo recoge de manera impecable la página Ser Asturianu:
«En muchos pueblos los vecinos se disfrazaban, prestándose a la fiesta y a la transgresión, gastando bromas y haciendo sonar lloqueros (cencerros). Esto venía acompañado también por copiosos y exagerados banquetes antes de la Cuaresma, sobre todo de carne de gochu y de dulces o llambionaes (frixuelos, picatostes, casadielles…). Aquí tenemos, pues, el origen de las célebres mascaradas de invierno festejadas hasta la primavera, de nuestro verdadero Antroxu»
Por lo tanto, esta fiesta de Interés Turístico Regional en Avilés es una celebración de la vida que se abre camino tras el duro invierno y que marca el inicio de la Cuaresma cristiana. Y por eso mismo son días de celebración, de folixa y de metamorfosis. De pintarse la cara y fingir ser otro distinto a ti. Y, en fin, de murgas y charangas, de agua y espuma y de desmelene y comadreo. Desde el Palacio de Avilés nos unimos por supuesto a este sentimiento antroxero y hemos preparado dos celebraciones de las de no olvidar: la primera, el jueves de Comadres con una cena y fiesta posterior y la segunda, la del sábado del Antroxu, con un cóctel y fiesta hasta el amanecer a cargo de Manu García DJ. ¿Se te ocurre un plan mejor para celebrar estos días de diversión sin fin? ¡A nosotros no!
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